Cada 20 de junio se conmemora el paso a la inmortalidad del General Manuel Belgrano, creador de nuestra Bandera Nacional, durante la gesta por la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. La fecha fue decretada por Ley Nacional N°12.361, el 8 de junio de 1938.
Manuel Belgrano fue uno de los pioneros de la transformación educativa en el Río de la Plata. Se nutrió de lecturas europeas, pero sin separar su mirada de la realidad americana. Para él la educación era el origen de la felicidad pública y del progreso.
Su propuesta pedagógica quedó plasmada en el Reglamento que escribió y presentó el 25 de mayo de 1813. El mismo, debía regir en cuatro escuelas que propuso crear en la región del noroeste con los fondos que había recibido como premio por su victoria en las batallas de Salta y Tucumán. En dicho Reglamento establecía el carácter estatal de las instituciones con administración del ayuntamiento. Además, planteaba que la elección de los maestros y de las maestras se llevará a cabo bajo estricto control del Estado a partir de una pública convocatoria, así se limitaba el autoritarismo pedagógico colonial. Sobre la conducta se recomendaba que debía inspirarse en el amor, el orden y la moderación.
También en la dulzura en el trato, amor a la virtud y a las ciencias, un espíritu nacional que les haga «preferir el bien público al bien privado, y estimar en más calidad al americano que al extranjero».
Un hecho destacado que pone de manifiesto su pensamiento plural se dio en la campaña al Paraguay cuando elabora el “Reglamento para los indios de las Misiones” en el que, además de igualarlos a los criollos, los considera hombres y mujeres libres, cediéndoles tierras exentas de impuestos; del mismo modo establece que en cada pueblo indio debía instalarse una escuela en la que enseñar en partes iguales la lengua materna y el castellano.
Es más conocido lo que ocurre en 1813, como consecuencia de su victoria en la batalla de Salta, el Cabildo le asigna 40 mil pesos que destina a la construcción de cuatro escuelas en Tarija, Salta, Tucumán y Santiago del Estero, además de comprar útiles, libros y otorgar becas a los más necesitados. Para la ocasión elabora el Reglamento para las Escuelas del Norte, fechado el 25 de mayo de 1813 en Jujuy, que será recordado por consolidar los valores de orden, virtud, trabajo e identidad nacional. A diferencia del anterior, dedica esta norma íntegramente a los temas educativos.
La bandera como creación colectiva
La bandera nacional hoy nos permite reconocernos como parte de un proyecto colectivo. La historia de su creación es conocida en nota al Segundo Triunvirato, con fecha del 27 de febrero de 1812, en la cual Belgrano comunica: «siendo preciso enarbolar bandera, y no teniéndola, la mandé a hacer blanca y celeste, conforme a los colores de la escarapela nacional». Menos indagada, en cambio, es la historia de María Catalina Echevarría, quien fue la responsable de confeccionar la bandera nacional con la ayuda de dos mujeres cuyos nombres se desconocen.
María Catalina Echevarría nació en Rosario, el 1 de abril de 1782. Era hija de inmigrantes vascos y hermana de un amigo de Belgrano. Esta relación de cercanía produjo, durante una estadía del prócer en la casa de María Catalina, que le encomendara la tarea que luego la haría protagonista de nuestra historia nacional. Ella compró telas, unió los retazos celeste y blanco y agregó hilos dorados a la terminación: una tarea artesanal que demandó al menos cinco días y para la que necesitó asistencia de dos vecinas. No sólo confeccionó la primera bandera argentina, sino que asistió también a la ceremonia de jura, a orillas del Paraná y frente a las baterías de artillería Independencia y Libertad, acontecimiento muy poco frecuente para la época ya que las mujeres no participaban de esta clase de actos.
Se evoca el nombre de María Catalina Echevarría para referirse a quien consiguió́ representar en tela nuestra bandera nacional provocando un hecho novedoso que, a su vez, contribuyó en consagrar al Belgrano que sería recordado por generaciones de argentinos y de argentinas.
Sin embargo, durante doscientos años en los homenajes nunca se la tuvo en cuenta. Una placa colocada en el pasaje Juramento, a metros del Monumento Nacional a la Bandera, se convirtió en el primer recuerdo formal que se le tributa a María Catalina en su Rosario natal.
Si bien en esa época el lugar de las mujeres no formaba parte de la escena pública, hoy podemos revisar estas historias desde nuestro presente para redescubrir los hechos históricos desde la perspectiva de género. Observar los modos en que ellas también fueron partícipes de la construcción de nuestra Patria, en consonancia con la propuesta del 25 de Mayo en donde se reconoce y destaca el rol de María Remedios del Valle, madre de la Patria. Esta potencia anticipatoria tiene el pensamiento pedagógico de Belgrano en nuestras tierras, esas ideas heredamos y hoy el Consejo Provincial de Educación resignifica.